lunes, 29 de marzo de 2010

ES TARDE


Vagas humillada como lombriz en arena seca,
buscas lo que ayer poseías y torpemente dejaste;
la caricia, la palabra, el ardor de tu piel en la noche,
el reverbero en tu lecho del sagrado néctar
derramado por ti y por mi en el fuego del sueño.

Arrastras por las calles la peor soledad de todas,
la que urdiste en la soberbia de tu desamparo,
la que mereces como castigo al desamor y el olvido.

Lames de tu herida la pus de tu culpa,
aúllas en la noche de tu alma la ausencia
de quien te dio lo que nunca tuviste,
un largo verano besando tus labios
y el agua de una boca buscándote.

Ahora es tarde,
tu voz quejumbrosa grita, clama, mendiga
por migajas de una cercanía imposible,
nadie te busca, estas como siempre, sola.

DE LA TUMBA Y EL SIGNO


Vendrá hacia la noche un naufragio
sobre una oscuridad renuente
a las cavilaciones que la hora acoge.

Fue tu signo imagen, voz y ojos sin nombre
fue el espanto de tu silueta alejándose
fue un crujido triste en todos mis huesos.

Ya no correré el albur de buscarte
entre el rojo bermellón
de un escaso crepúsculo
y el sándalo tenue de otra tarde
hundido en tu piel de niña lejana.

Ya no dejaré escurrir las palabras
por la suave pendiente de tu misterio,
atrapado en la vetusta esfinge
que vigilaba mi tumba y tu signo.

Conjuros incrustados en un cielo vago
desatarán el espanto en el silencio,
serán huellas de muchos pasos por borrarse,
y signos póstumos de un amor que fue fosa
tumba de los últimos intentos
relámpago enviciado en trémulos sueños o destellos.

YAZGO EN TI



yaces en el fondo de mi alma
D.

Yazgo en el fondo de tu alma
como la borra oscura del vino
que un día ardió en tu cuerpo
y lo embriagó de íntimas sensaciones.

En el fondo de tu alma
concho espeso de horas y palabras
que tu olvido irá resecando hasta la ceniza.

De tu alma
que escanció el sumo dulce
de las uvas de mis deseos
y ahora bebe de ajenos rocíos.

Tu alma
que me deja decantado
en el dolor de tu ausencia
hasta que otro otoño y su vendimia me libre de ti.