
Quien vio la palabra destrozada
los altos muros antiguos
la puerta blanca apoyada en un poste
supo de ríos aciagos de negaciones
de calles / paisajes / rompientes.
Quien vio el azul agonizando
esparció cenizas de aviario
gránulos de pesebrera / holladuras.
Quien vio a la madre
preñada de él mismo
esperando las luces de sus ojos
las manos pequeñas apretando
el llanto niño por las tardes del jardín
hundió en carne viva la espina y la sal.
Quien vio el secreto en podredumbre
en el charco enlarvado e hirviendo
es que abrió una puerta blanca
negó la palabra destrozada
y se ha ganado su rincón en el Infierno.
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