sábado, 19 de febrero de 2011

DE LA MAGA


Debo cosas innumerables a estos años,

cosas que son al fin lo que eres.

Haber vivido, pensado o soñado

el susurro de tu voz a mí destinado.

Poseer el recuerdo de tu pelo y tus ojos

en una calle de árboles y lunas.

Detentar la maravillosa posesión de tu nombre

y a la vez la suave circunstancia de tu piel.

Ver repetidos a mis padres en tus hijos

y en ellos la imagen de todo el amor.

Sentir lejos el miedo, la muerte, el dolor,

cuando escondido en ti nada más perteneces.

Describir los vastos círculos que me han sido asignados

y volver ciego y cansado a la íntima liturgia de tus manos.

Obtener del hábito de tu cercanía

la fuerza para habitar un mundo que no entiendo.

Definir la tibia serenidad de tus ausencias

como un largo y silencioso amanecer aterido.

Saber, recorriendo todos estos años

que ya justificas mi vida y mis sueños,

aquellos sueños innumerables

que aún te debo.

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