
Todo estaba iluminado como a la espera de una Reina muerta.
Orlando. Virginia Woolf
Y era falsa la corona
y la aureola inútil
de tierra pintada el manto
de engaño el cetro
y de pobre virtud.
Falsa la noche equivocada
repetida en penumbras
por la saciedad de la rutina.
Las palabras mentiras
lo dicho o lo escrito,
todo susurro
era serpiente huidiza
en otra ciénaga
ya habitada.
Falsa la reina
(ya olvidada)
fue apenas la confusión
de cierta hora,
y sin más destino
que unos versos plagiados.
Falsa la reina aún
en último destello
iluminó otro rostro;
la Reina de reinas
y magia poderosa.
(Del poemario OBJETOS PERSONALES, 2007)